La reciente estrategia que el FBI ha decidido poner en juego ha abierto un complicado debate de los límites de la privacidad de cada persona. Todo surge a raíz del arresto de un individuo, quien había logrado ocultarse en chats privados mientras se jactaba de unos actos totalmente ilegales.
A través de la aplicación de mensajería encriptada TeleGuard, este compartió un vídeo explícito de sí mismo cometiendo un acto abominable, lo que hizo saltar la voz de alarma entre el FBI y dio pie al uso de una táctica de vigilancia para encontrarle, tal y como comentan en The Washington Post.
En concreto, esta se centra en hacer uso de las alertas automáticas o alertar push, una función omnipresente en los smartphones, que se han convertido en una herramienta muy útil para mantener a los usuarios informados sobre mensajes importantes y actualizaciones de aplicaciones. Continuar leyendo
Sin embargo, lo que muchos desconocen es que estas están vinculadas a tokens, códigos únicos que pueden identificar a los usuarios y que se almacenan en servidores controlados por empresas como Apple, Google o Facebook.
Esta técnica, muchas veces usada para análisis y publicidad, permite obtener datos que incluyen información como la dirección IP, la cantidad de espacio de memoria libre en el móvil y otros detalles que, cuando se juntan, pueden identificar a una persona a la perfección. Aprovechando esta característica de los móviles, el FBI solicitó estos datos para rastrear a esta persona, que fue arrestada bajo cargos de explotación sexual de menores y distribución de pornografía infantil.
Un poderoso sistema para mantener a raya a los criminales que podría volver en contra de todos
El problema es que, a pesar de este éxito en la lucha contra el crimen, la táctica del FBI ha abierto la veda a bastantes dudas en cuanto a la privacidad y la posible vigilancia masiva se refiere. En pocas palabras, los defensores de la privacidad temen que estos datos, inicialmente utilizados para combatir delitos graves, puedan ser utilizados de manera abusiva por las autoridades si se les da vía libre.
Se han encontrado más de 130 órdenes de registro y órdenes judiciales en las que los investigadores han exigido que Apple, Google, Facebook y otras empresas de tecnología entreguen datos relacionados con las alertas push de un sospechoso.
Por otro lado, y como antes se mencionaba, la privacidad digital se complica aún más con las últimas noticias sobre prácticas bastante cuestionables en aplicaciones para iPhone, tal y como se explica en investigaciones realizadas en concreto por Tommy Mysk y Talal Haj Bakry.
Descubrieron a principios de 2024 que plataformas como Facebook, LinkedIn, TikTok y X están recopilando datos de usuarios a través de estas notificaciones en los dispositivos iOS. Aunque estas empresas lo niegan, los investigadores señalan que la cantidad y naturaleza de los datos recopilados a través de notificaciones sugieren posibles intenciones ocultas como la creación de una huella digital del usuario.
Con objetivos diferentes, la raíz es la misma. Tanto el FBI como estas aplicaciones están aprovechando las notificaciones push para recopilar datos que les permiten identificar y rastrear a los usuarios.